La respiración cutánea o respiración a través de la piel es un tipo de respiración típica de los anfibios, anélidos y equinodermos. En este tipo de respiración es necesario distinguir el tegumento corporal, el cual, configura la estructura respiratoria, y la piel, encargada de realizar el intercambio gaseoso.
La piel debe de ser muy fina, húmeda y contar con la adecuada irrigación por parte del sistema sanguíneo del animal.
El intercambio gaseoso se realiza a través de la epidermis, para que esto se realice, la cutícula externa debe de estar húmeda. Esto se logra porque entre las células cúbicas del epitelio existen células glandulares.
Los animales que respiran por la piel habitan en medios acuáticos o muy húmedos, pues esta respiración solo es eficaz en estos ambientes.
Respiración cutánea
Se realiza a través de la piel. Para que esto se logre la piel debe de ser fina y permeable a los gases mientras es irrigada constantemente por el medio interno del animal.
Las células glandulares permiten el ingreso y el egreso del aire a los finos capilares del animal. A través de este sistema se realiza el intercambio gaseoso. En moluscos y anfibios este tipo de respiración es complementado con otros tipos de respiración.
La piel debe de tener una gran proporción de superficie de contacto con el exterior y una actividad metabólica baja. En algunos anfibios la piel presenta algunas arrugas para incrementar la superficie de intercambio gaseoso.
En el caso de los anfibios, la respiración cutánea constituye el 2% de la respiración total del animal. En el caso de los quirópteros (murciélagos) la respiración cutánea representa un 20% del aporte de oxígeno total, esto porque su piel es extensa y muy fina y recubre los miembro torácicos.
Es uno de los cuatro tipos de respiración que presentan los animales.
Este tipo de respiración no requiere de pulmones para llevarse a cabo, pues se realiza directamente entre la piel, la sangre y el ambiente.