Las redondillas son estrofas que se estructuran por cuatro versos cada uno, el objetivo de la formación de estas narraciones es rimar el primer verso con el último y el segundo verso con el tercero.
Se asemejan a otros recursos literarios donde se presentan ideas poéticas por versos formando estrofas o cadenas. Las redondillas necesariamente se forman por cuatro versos para su emparejamiento de ideas por medio de la última palabra que rime según el orden.
Las temáticas de los cuartetos son formados de acuerdo a la inspiración del autor y pueden ser variados ya que son compuestos para expresar sentimientos, ideas religiosas, versos sobre la naturaleza, referidos a la mujer, entre otros.
Ejemplos de redondillas
Los siguientes ejemplos son redondillas escritas en el siglo XVII por autores anónimos.
Sépase, pues ya no puedo,
levantarme ni caer,
que al menos puedo tener,
perdido a Fortuna el miedo.
(Conde de Villamediana, siglo XVII)
Los reporteros del cielo,
que aquí hay también Dalevueltas,
magazines, hojas sueltas,
y alguno que otro libelo.
Rendondilla sobre un oficio.
No me propase,
con incidentales nuevos,
que en metáfora de huevos,
son cáscaras de la frase.
Rendondilla poética.
Las obras que en el convento,
entretuvieron mis ocios,
y que con otros negocios,
me ganaron el sustento.
Rendondilla de culto.
Grata ha sido la noticia,
y te digo verdadera,
que aplaudírtela quisiera,
si hallara ocasión, propicia.
Rendondilla para una ocasión especial.
En mi estado duradero,
soy sólo cabeza, y alas,
y ando, en las etéreas salas,
con alas, y sin sombrero.
Rendondilla sobre una persona.
Mas para que no presumas,
soberbia altiva en mi parte,
voy a arrancarme, y a enviarte,
de mis alas cuatro plumas.
Rendondilla sobre actitudes.
A tus discípulos dalas;
escribirán ellas solas,
y allí donde yerren olas,
corregirán solas alas.
Rendondilla de culto.
Cálate bien los quevedos,
cuando mis versos traslades;
no pongas por jodes jades,
ni saques por podos pedos.
Rendondilla poética.
No eches a perder papel,
y haz que por vida de Urano,
ya no monte Montellano,
sí que lo monten a él.
Rendondilla poética.