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Ejemplos de muletillas

En el vasto universo de la comunicación humana, las muletillas son elementos lingüísticos que, sin darnos cuenta, se infiltran en nuestras conversaciones y discursos.

Estas pequeñas repeticiones, interjecciones y expresiones recurrentes pueden añadir un toque distintivo a nuestro habla, pero también pueden restarle claridad y fluidez.

¿Para qué sirven las muletillas?

Las muletillas, a menudo conocidas como «rellenos» o «tics verbales», son expresiones que las personas utilizan involuntariamente en su habla.

Aunque pueden parecer superfluas, cumplen varios propósitos en la comunicación humana. Por un lado, pueden funcionar como un puente entre pensamientos mientras organizamos nuestras ideas.

También pueden aliviar la presión de hablar en público o en situaciones nerviosas. Sin embargo, su uso excesivo puede distraer al oyente y restarle impacto a nuestras palabras.

20 Ejemplos de oraciones con muletillas

  1. «Bueno, eh, creo que deberíamos…»
  2. «En fin, no sé qué pensar al respecto.»
  3. «¿Sabes? Realmente me gustaría…»
  4. «O sea, no entiendo por qué…»
  5. «Entonces, eh, decidimos ir al cine.»
  6. «Tipo, este lugar es muy agradable.»
  7. «Básicamente, quería comentarte sobre…»
  8. «En realidad, no estoy seguro de que…»
  9. «Digo, ¿quién haría eso en serio?»
  10. «Por así decirlo, fue una experiencia única.»
  11. «¡Vaya!, no esperaba ver eso aquí.»
  12. «A ver, ¿cómo puedo explicarlo?»
  13. «En plan, quiero hacer un viaje pronto.»
  14. «Pues, en este momento, no lo sé.»
  15. «Sabes, me di cuenta de que…»
  16. «Bueno, en el fondo, todos queremos…»
  17. «Estaba como, ya sabes, emocionado.»
  18. «Así que, en resumen, así sucedió.»
  19. «No puedo evitarlo, ¿entiendes lo que digo?»
  20. «En mi opinión, este es, como, el mejor ejemplo.»

Conclusión

En última instancia, las muletillas son un reflejo natural de cómo pensamos y nos comunicamos. Aunque pueden añadir un toque personal y humano a nuestras conversaciones, es importante ser conscientes de su uso excesivo para mantener la claridad y la efectividad de nuestra comunicación.

Al reconocer estas repeticiones involuntarias y esforzarnos por minimizarlas, podemos mejorar nuestra habilidad para transmitir nuestras ideas de manera coherente y impactante.