Un epigrama es una composición poética muy breve que expresa, de forma ingeniosa, un único pensamiento principal que puede ser festivo o satírico. Sus raíces se rastrearon hacia la lírica arcaica siendo ejemplos de ello los textos Meleagro en su Corona o Guirnalda a Arquíloco y a Simónides.
El epigrama se creó en la Grecia clásica, era una inscripción que se colocaba sobre un objeto, un regalo, una estatua o una tumba.
No hay mejor manera de definir este tipo de textos que con uno. En el siglo XVIII, Juan de Iriarte lo definió usando un epigrama:
A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.
Algunos ejemplos de epigrama cortos son:
El Marqués y su mujer
El siguiente se le atribuye a don Álvaro Cubillo de Aragón en el siglo XVII:
El Marqués y su mujer
están contentos los dos;
ella se fue a ver a Dios
y a él le vino Dios a ver.
DE VITA BEATA
El siguiente epigrama fue escrito por Jaime Gil de Biedma en el siglo XX. Como puedes ver, tiene cierto aire de protesta y crítica política:
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia
Soledad en compañía
El siguiente epigrama fue escrito por el poeta Cayo Valerio Marcial:
No te sorprenda en nada que rechace
tu invitación
para una cena de trescientos, Néstor:
No me gusta cenar a solas.
Ruinas bellas
Un gran ejemplo de la sátira que representan los epigramas:
No esperes que te acompañe a ver
la inauguración
Aunque todo brille,
jamás dejarán de ser destrozos pulidos
que arruinaron la belleza del pasado.
Globalización
Un epigrama del poeta Cayo Valerio Marcial con miras al futuro:
Eres muy pobre y serás más pobre.
Ahora sólo los ricos se enriquecen.